Repostaje en vuelo en Flanker 2.5 con el Su-33 y el MiG-29K |
No es muy normal que el Flanker necesite repostar en vuelo dado su gran radio de acción, pero nunca se sabe. Aunque esta operación no es tan rara para un MIG-29 K de la marina Rusa, dada su corta autonomía pese a sus depósitos externos..
Y ya, por fin, en el Flanker 2.5 podemos realizar estas operaciones y disfrutar, o estresarnos, plenamente con ellas.
La operación de repostaje en vuelo es una de las maniobras más complicadas, si exceptuamos el aterrizaje en un portaviones en plena noche, que realizan los pilotos de caza modernos y por ello se ha incluido en Flanker 2.5.
La necesidad de esta operación surge cuando queremos aumentar la autonomía de nuestros aviones para hacer una incursión en territorio enemigo a mucha distancia (como fue el bombardeo de Libia desde el Reino unido con los F-111), o aumentar el tiempo de permanencia en patrulla aérea. Otra causa por la cual es posible que necesitemos repostar en el aire es la necesidad de despegar desde nuestra base o portaviones con la mayor carga de armas posibles. Es fácil que queramos cargar tantas armas que nos pasemos de peso en el despegue para lo cual dejaremos de cargar combustible y una vez en el aire, superadas las limitaciones de peso al despegue, podremos ir al encuentro de la cisterna y cargar el combustible necesario para volar al objetivo.
En cuanto al Flanker 2.5, vamos a tratar con dos aviones muy distintos en características: el Flanker que puede dejar la cubierta del Kuznetsov a plena carga y el Fulcrum que se ve realmente limitado en capacidad interna de combustible y en carga máxima al despegue.
El Su-33 puede cargar su peso máximo al despegue de 30 toneladas y despegar sin problemas desde la rampa del portaviones. El problema es que si cargamos un misil Kh-41, por poner un ejemplo, tan solo podemos cargar el 70% del combustible para llegar a las 30 toneladas al despegue. Y es muy posible, también, que necesitemos el 100% del combustible para llegar al punto del lanzamiento del misil. Para ello podemos despegar con menos combustible para aumentar la seguridad del despegue, incluso con tan solo el combustible necesario para el despegue y un aterrizaje en el alternativo por si hay problemas, y una vez en el aire cargar todo el combustible para el vuelo.
En cuanto al MIG-29 K la cosa cambia. Nos encontramos con un avión que tan solo carga unos 5.000 kilos de combustible y que por si fuera poco se ve limitado en el despegue desde la cubierta del Kuznetsov. Esa cantidad de combustible se puede aumentar cargando hasta tres depósitos auxiliares de 1500 kilos, pero tal practica nos reduce la cantidad de armas a cargar. Por tanto la práctica de carga de combustible en vuelo va a ser habitual para los pilotos de este avión y deberán, especialmente, dominarla a la perfección. |
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